Sucesión de Xi Jinping en China
Resumen en español del artículo "La cuestión de la sucesión" de Tyler Jost y Daniel C. Mattingly.
El artículo sostiene que la política china está pasando de una fase de consolidación del poder bajo Xi Jinping a una fase peligrosa definida por su sucesión. Dado que Xi se ha convertido en un líder "hombre fuerte", similar a Mao Zedong y Deng Xiaoping, su eventual reemplazo será especialmente desafiante e impredecible. Esta incertidumbre ya está desestabilizando el presente de China y moldeará profundamente su futura política interna y exterior, creando riesgos significativos de inestabilidad y conflicto.
Los autores argumentan que es poco probable que la sucesión de Xi sea ordenada.
Una historia complicada: De los cinco predecesores de Xi, solo Hu Jintao se retiró total y voluntariamente. Mao, Deng y Jiang Zemin retuvieron un poder significativo después de su retirada formal.
El EPL como "hacedor de reyes": La lección histórica central del artículo es que el Ejército Popular de Liberación (EPL) actúa como el "hacedor de reyes" (kingmaker) de facto en la sucesión china.
Ejemplo (Hua Guofeng): El heredero elegido por Mao, Hua Guofeng, era políticamente débil. Solo aseguró el poder inicialmente al obtener el apoyo del líder militar Mariscal Ye Jianying para arrestar a la "Banda de los Cuatro". Solo dos años después, el alto mando militar (incluido Ye) se puso del lado de Deng Xiaoping, lo que llevó a la destitución de Hua.
Implicación: La supervivencia de un sucesor depende menos del nombramiento del líder y más de sus vínculos personales y sintonía con los militares. Los autores señalan que Hu Jintao fue considerado débil debido a sus escasos lazos militares, mientras que Xi comenzó su gobierno con fuertes conexiones, lo que le permitió purgar a sus rivales.
El proceso de sucesión crea dos grandes conjuntos de riesgos:
El artículo destaca un "dilema fundamental": un sucesor fuerte y competente supone una amenaza directa para el propio líder "hombre fuerte".
Patrón histórico: Esto lleva a una "baraja de sucesores" (successor shuffle). Mao pasó por Liu Shaoqi y Lin Biao antes de elegir al débil Hua Guofeng. Deng purgó a dos sucesores elegidos (Hu Yaobang y Zhao Ziyang) antes de decidirse por Jiang Zemin.
Riesgo de desestabilización: Este movimiento de piezas puede desencadenar crisis. Las protestas de la Plaza de Tiananmen en 1989, por ejemplo, fueron provocadas por la muerte de Hu Yaobang, el primer heredero purgado de Deng, y ganaron fuerza por el apoyo dentro de la élite, incluido el de Zhao Ziyang, el segundo heredero purgado.
Es "poco probable que el drama de la sucesión se quede dentro de las fronteras de China".
Taiwán y el legado: Un "reloj en marcha" sobre su legado podría aumentar el apetito de Xi por el riesgo en relación con Taiwán, ya que podría querer asegurar la "reunificación" como parte de su legado.
La guerra como herramienta política: Más ominosamente, la guerra puede usarse para gestionar la sucesión. Un nuevo líder puede usar un conflicto para "demostrar el mando del nuevo líder sobre el EPL" y disuadir a los rivales políticos.
Ejemplo (Guerra de Vietnam de 1979): Los autores argumentan que esta guerra coincidió con la destitución de Hua Guofeng por parte de Deng. La guerra fue políticamente útil para Deng para recordar a la élite sus profundas raíces militares y consolidar su poder, independientemente de su pobre resultado en el campo de batalla.
Inteligencia politizada: Este entorno político "es propicio para la politización de las evaluaciones de inteligencia". Los subordinados pueden tener miedo de dar consejos sinceros (por ejemplo, sobre los verdaderos costos de una invasión), un problema que los autores sugieren que ya podría estar ocurriendo, citando la rígida política de "COVID cero" de Xi.
El artículo concluye analizando la actual y problemática falta de un sucesor claro.
Sin elección obvia: Sorprendentemente, ninguno de los miembros actuales del Comité Permanente del Politburó (de siete personas) encaja en el perfil de un sucesor. Todos son demasiado mayores para ser preparados para una transferencia de poder a largo plazo (a finales de sus 50 o principios de sus 60 años), como fue el caso de Xi, Hu y Jiang.
El dilema de Xi: Esto deja a Xi con dos malas opciones:
Elegir un heredero mayor: Esto corre el riesgo de un período de liderazgo geriátrico e inestabilidad, similar al de la Unión Soviética después de Brezhnev, algo que Xi explícitamente quiere evitar.
Elegir un "caballo oscuro" (dark horse): Esto significaría saltarse a toda la generación actual del Politburó, creando "ambiciones frustradas" y tensión interna.
Escenarios potenciales:
Mejor caso (Modelo Deng): Xi unge a un sucesor y le permite construir una base de poder (especialmente en el ejército), como hizo Deng con Jiang Zemin.
Peor caso (Modelo Hua): Xi unge a un sucesor pero se niega a dejarle construir poder, dejándolo vulnerable a una lucha de poder después de la muerte de Xi.
La historia de Hua Guofeng es el ejemplo principal que usa el artículo para demostrar que el respaldo militar es más importante que el mero nombramiento por parte del líder.
El Nombramiento: En 1976, con su salud fallando, Mao Zedong seleccionó a Hua Guofeng como su heredero. Hua era un cuadro de "estatus e influencia medianos", visto como alguien que Mao y sus aliados podían controlar. Mao le escribió una famosa nota a Hua que decía: "Contigo al mando, estoy tranquilo".
La Pista de Mao: Sin embargo, Mao sabía que su palabra no sería suficiente. En su lecho de muerte, mientras los líderes del Politburó le daban el último adiós, Mao extendió la mano hacia el Mariscal Ye Jianying, una de las figuras militares más veneradas. Al agarrar la mano de Ye, Mao le indicó que respaldara a Hua. El artículo señala que el jefe del ejército era el "hacedor de reyes" (kingmaker) de facto.
Primer Desafío (Superado): Inmediatamente después de la muerte de Mao, sus aliados radicales, la "Banda de los Cuatro" (incluida la esposa de Mao), lanzaron un desafío. Con el apoyo crucial de Ye Jianying y otros altos mandos, las tropas del EPL arrestaron a la banda, asegurando el poder de Hua... temporalmente.
Segundo Desafío (La Caída): El poder de Hua dependía completamente del apoyo del EPL. Solo dos años después, Deng Xiaoping (quien tenía conexiones personales y un profundo respeto dentro del ejército) orquestó un segundo desafío al liderazgo de Hua. Esta vez, Ye y los otros comandantes militares se pusieron del lado de Deng, y Hua fue empujado a un lado.
La lección, según el artículo, es que un sucesor necesita sus propias conexiones militares para sobrevivir a una "pelea a cuchillo política".
El artículo utiliza el evento de Tiananmen como un ejemplo de cómo la "baraja de sucesores" (cuando un líder cambia de heredero) puede desestabilizar el poder del Partido.
El Contexto: El "hombre fuerte" de la época, Deng Xiaoping, ya había purgado a su primer sucesor designado, Hu Yaobang. Hu era visto como un liberal y fue destituido por ser demasiado blando con una ola anterior de protestas estudiantiles.
El Detonante: El movimiento de protesta de 1989 comenzó como respuesta a la repentina muerte de Hu Yaobang (quien sufrió un ataque al corazón durante una reunión del Politburó).
La División de la Élite: La muerte de Hu galvanizó a los estudiantes, que sentían que "un futuro más liberal para China se les escapaba de las manos". Es crucial que los manifestantes encontraron "apoyo tácito" del segundo heredero aparente de Deng, Zhao Ziyang.
La Purga Final: Esta división interna fue la crisis. Deng, al ver que Zhao simpatizaba con los manifestantes, lo purgó también (lo destituyó y lo puso bajo arresto domiciliario).
El Nuevo Sucesor: En medio de esta crisis, Jiang Zemin fue llevado silenciosamente a Beijing para suceder a Zhao. ¿Por qué él? Porque las élites del partido lo veían como alguien "ideológicamente aceptable para todos los bandos, pero de línea dura en la represión de las protestas".
La lección aquí es que la indecisión de un líder sobre su sucesor (como Deng purgando a dos de ellos) crea divisiones y vacíos de poder que pueden llevar a crisis masivas, como la de Tiananmen.
Los autores hablan de que los rumores periódicos sobre la destitución de Xi no son ciertos, pero son "indicaciones de problemas en el futuro" causados por la cuestión de sucesión no resuelta.
Para Estados Unidos, el artículo recomienda precaución.
Washington "debe evitar la tentación de explotar" el desafío de la sucesión.
Cualquier intento de entrometerse "probablemente sería contraproducente" y confirmaría la creencia del PCCh de que "fuerzas occidentales hostiles" están tratando de destruir el partido.
En cambio, EE. UU. debería "dejar que el proceso se desarrolle mientras lo observa de cerca", manteniendo la esperanza de que, al igual que la transición de Mao a Deng, el proceso de sucesión pueda eventualmente producir un líder "más moderado".
El artículo termina con una nota de esperanza: tras el caos de la sucesión de Mao, surgió el pragmatismo de Deng Xiaoping, que trajo la reforma y la apertura. Una corrección de rumbo es posible. El desafío para las empresas extremeñas es sobrevivir a la tormenta que, inevitablemente, vendrá primero.